sábado, 25 de febrero de 2017

Calcitas de la Cantera Primitiva, Bilbao

Calcitas recogidas en la Cantera Mina Primitiva, junto a la planta de Zabalgarbi, y a escasos metros de la Mina Primitiva, Bilbao


La Cantera Primitiva, aparte de minerales de cobre, también nos proporcionó algunas piezas de calcita muy bonitas, no tanto por su tamaño sino por el contraste de los cristales con la matriz, y lo perfecto de las formas que adoptan esos cristales.


Calcita, Cantera Primitiva,  Bilbao, Bizkaia
Cristales de calcita, Cantera Primitiva,
 Bilbao, Bizkaia, mayor 6 mm.


En la entrada que hicimos sobre la Cantera Primitiva ya os comentábamos que la construcción de la nueva planta junto a Zabalgarbi hace casi imposible acceder a las antiguas zonas de búsqueda, aunque todavía se podían encontrar muestras de azurita y malaquita en la campa superior. Las muestras que aquí os enseñamos las recogimos en nuestras primeras salidas, allá por 2010, cuando se podía acceder fácilmente y sin peligro a la zona donde aparecían.

Calcita, limonita, Cantera Primitiva,  Bilbao, Bizkaia
Calcita, limonita, Cantera Primitiva,
 Bilbao, Bizkaia, pieza 6 cm.


En uno de aquellos bolos de limonita llena de agujeros, encontramos las calcitas que aparecen en las fotos.  Después ya no hubo tanta suerte, y las obras de la nueva planta nos pillaron por sorpresa y no volvimos a tener la oportunidad de encontrar otros ejemplares. Al menos esperamos que estas fotos os sirvan para tener una idea de lo que allí salía.

Calcita biterminada sobre limonita, Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia
Calcita biterminada sobre limonita,
Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia
Cristal 2mm

Calcita, limonita, Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia
Calcita, limonita, 5 cm
Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia

Calcita, limonita, Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia
Calcita, limonita, Cantera Primitiva, Bilbao, Bizkaia

Cristales de calcita, Cantera Primitiva,  Bilbao, Bizkaia
Cristales de calcita, Cantera Primitiva,
 Bilbao, Bizkaia, cristal mayor 6 mm

Cristales de calcita, Cantera Primitiva,  Bilbao, Bizkaia
Cristales de calcita, Cantera Primitiva,
 Bilbao, Bizkaia



sábado, 18 de febrero de 2017

Calcopirita, siderita y cuarzo de Bilbao

"Piezas con alma": Calcopirita, siderita y cuarzo, barrio de San Inazio, Bilbao


“¿Por qué guardas esa piedra, con lo fea que es y lo bonitas que son las otras?” Imagino que todos habréis escuchado  alguna vez esta pregunta en boca de familiares o amigos a los que estáis enseñando vuestra colección.

Por eso cuando Cris me propuso ayudarle más en el blog, ahora que los estudios de bachillerato aprietan, se me ocurrió realizar algunas entradas que dieran respuesta a la curiosidad de nuestros allegados.

Cuarzo, siderita, barrio de San Inazio, Bilbao
Cuarzo y siderita, barrio de San Inazio, Bilbao


Quienes coleccionamos minerales (aunque imagino que es un razonamiento válido para cualquier otro coleccionista) sabemos que no siempre las piezas más apreciadas son las más espectaculares, ni mucho menos las más caras. Para nosotros el valor viene dado por la historia que tienen detrás, una historia que solo nosotros conocemos.  Para que esos recuerdos no se pierdan hemos decidido mostrarlas en el Blog bajo el nombre de “Piezas con alma”.

Algunas son antiguas, otras recientes, pero todas tienen algo que hace que sean especiales.  El dueño de los recuerdos es quien debe narrarlos, así que entre Cris y yo iremos dando contenido a esta sección.

Para empezar, una calcopirita del barrio de San Inazio (Bilbao),  posiblemente el origen de nuestro pequeño mundo mineralógico.  Esta es su historia:

Si alguien me preguntara cuándo empezaron a gustarme los minerales, le diría que desde siempre, pero si tuviera que poner una fecha y un lugar, San Inazio, el barrio bilbaíno donde me crié, y finales de los 70, serían los elegidos.

Por aquel entonces, con 10 años más o menos, la vida en el barrio y sus alrededores era bastante diferente a la actualidad. Para empezar, el terreno que separaba nuestra casa del Colegio La Salle (Deusto) no estaba urbanizado, y era una sucesión de campas, huertas y demás por donde diariamente pasábamos en nuestro ir y venir a clase.

El solar que actualmente ocupa la plaza Landabaso, cerca del parque de Sarriko, era uno de nuestros lugares favoritos. Allí estaban “las montañas”, una zona de montículos entre los cuales la lluvia formaba charcas casi permanentes que, aunque parezca mentira, eran hogar de zapaburus, tritones, y todo tipo de bichos. Para unos tipos que habían pasado los recreos de guardería pescando a mano angulas en el barro de la ría del Nervión, a la altura de la curva de Elorrieta, aquellos charcos eran agua cristalina, por mucho que ahora mismo ninguno dejaríamos a nuestros hijos que se acercara a menos de 100 metros de allí.

Pues bien, uno de aquellos días, mientras  yo y mis amigos Xabi e Iñaki, subíamos y bajábamos las montañas, llenando de barro las botas, para desgracia del suelo del aula escolar y de nuestras madres, nos topamos con una piedra semienterrada, de sospechoso color dorado. Un par de patadas, un palo a modo de palanca, y zas!!, teníamos en nuestras manos la mayor pepita de oro del mundo mundial.

Calcopirita, barrio de San Inazio, Bilbao
Calcopirita, barrio de San Inazio, Bilbao

Descartada la idea de meterla en la mochila de los libros ( no por el barro, sino para que no se notara su presencia), optamos por esconderla concienzudamente, mientras la imaginación empezaba a dibujar en nuestras caras una sonrisa de oreja a oreja. A los pocos días dimos con otra roca similar, aunque de un tamaño mayor, y hundida en la tierra.

Como os podéis imaginar, ni el tamaño ni el terreno eran para nosotros obstáculos insalvables, así que al día siguiente, cada uno incorporamos un buen destornillador a nuestros estuches escolares. Ahora puede parecer cosa de delincuentes juveniles, pero en aquel entonces el "hinque" era un juego muy popular y no íbamos a levantar sospechas entre nuestros padres o amigos,  ni por supuesto nos iban a expulsar del colegio por llevarlo a clase.

Lamentablemente habíamos medido mal nuestras fuerzas y nuestra discreción, así que fuimos sorprendidos por mi padre en plena faena extractora cuando volvía del trabajo a casa. Ahí empezó a desmoronarse nuestro tesoro imaginario, pero se gestó mi afición por los minerales.

Tras contarle nuestras peripecias, y dado que mi padre era dueño de Carrocerías Ekin, un taller de coches en el cercano barrio de Deusto dio media vuelta al coche y se presentó al poco rato con una porra de 5 kilos y un cincel, convirtiendo con aparente facilidad nuestra roca irrompible en un montón de trocitos brillantes. Y en medio de aquella montaña metálica, un cristal, qué digo cristal, un diamante, ahí escondido vete a saber cómo y por quién en un agujero dentro de la roca.

Recogimos los trozos apresuradamente  y nos marchamos pensando en cómo convertir en lingotes aquellos brillantes trozos de roca, a buen seguro de incalculable valor. Como os podéis imaginar, alguien, no recuerdo quién, se encargó de chafar nuestras ilusiones infantiles, catalogando como calcopirita el mineral metálico y amarillento que habíamos encontrado, procedente del vertido de residuos de alguna obra o mina de Bilbao, no del propio barrio de San Inazio. El cristal, como os podéis imaginar, era un cuarzo hialino en una geoda de siderita, y  por si fuera poco,  las “montañas”  no eran sino los sucesivos montones de tierra que dejaron unos camiones al volcar ilegalmente su carga en un terreno abandonado. Qué dura es la niñez…

Cuarzo, siderita, barrio de San Inazio, Bilbao
Cuarzo, siderita, barrio de San Inazio, Bilbao

Luego la vida dio muchas vueltas, las piedras brillantes quedaron olvidadas casi 30 años en una vieja ánfora de barro y  las “montañas” fueron sepultadas por el asfalto y el hormigón.
Afortunadamente, hace unos pocos años, las viejas calcopiritas volvieron a recuperar su brillo, y con él mi afición por los minerales. 
Aquel pequeño cuarzo y alguna de aquellas calcopiritas ocuparon un lugar de honor en mis nuevas cajas, para extrañeza de los que no conocían esta historia.


Por eso, sin duda, éstas son piezas con alma, ya que aunque hoy mi padre ya no esté, y quedo con mis amigos menos de lo que me gustaría, cada vez que contemplo estas modestas piezas, les veo a ellos y recuerdo todo lo que vivimos juntos. ¡Papá, amigos, esta entrada va por vosotros!

jueves, 9 de febrero de 2017

Galena argentífera, Arditurri, Oiartzun, Gipuzkoa

Como os comentábamos en la entrada Goethita de las minas de Arditurri, los romanos ya explotaban los yacimientos de minerales de Aiako Harria o Peñas de Aya hace 2.000 años. Es increíble cómo todavía hoy en día continúan funcionando los sistemas de desagüe que impedían la inundación de las galerías. No cabe duda de que eran unos ingenieros estupendos.

Eso contrasta con las condiciones de trabajo en las minas, donde es duro hasta imaginarse el laboreo de los esclavos en galerías estrechas, llenas de humo, y utilizando la técnica de calentar la pared con fuego y luego echar agua para resquebrajar la roca. Muchos cientos de vidas costaría extraer la plata del interior de la montaña.

Galena argentífera, Arditurri, Aiako Harria, Oiartzun, Gipuzkoa
Galena argentífera, Arditurri, Aiako Harria, Oiartzun, Gipuzkoa

Porque era plata lo que buscaban, para acuñar moneda o para elementos de joyería. Si bien en la anterior entrada mostrábamos una goethita, lo que atrajo a los romanos hasta aquí era la galena argentífera. Mineral de plomo con concentraciones de plata diseminadas en su interior.

Fueron tan concienzudos, ayudados por el laboreo moderno, que hoy en día resulta complicado dar siquiera con un vestigio de galena argentífera en las escombreras. Para encontrar la muestra que os enseñamos, nos guiaron hasta una recóndita zona donde conseguir al menos un trozo.

Pero bueno, nunca se sabe, igual vosotros tenéis más suerte.

sábado, 4 de febrero de 2017

Minerales y fósiles en el refugio del Pagasarri

Excursión al monte Pagasarri, Bilbao: naturaleza, minerales, fósiles, y pintxo de tortilla


Hoy os proponemos una salida diferente, apta para toda la familia y que cuenta con suficientes alicientes como para animar a los más remolones. Se trata de la ruta al monte Pagasarri, en Bilbao, un agradable paseo montañero que nos permitirá disfrutar de unas espectaculares vistas del Botxo.

Minerales y fósiles, Refugio Pagasarri, Bilbao
Minerales y fósiles, Refugio Pagasarri
Accesos al Pagasarri hay muchos: San Roque, Larraskitu, Buia, Arrigorriaga, Alonsotegi...pero seguramente el más frecuentado es el que parte de las cercanías de la ermita de San Roque, pasado el barrio de Larraskitu (Iberdrola). Y esta es precisamente la ruta que os proponemos, dejar el coche en los aparcamientos existentes casi al final de la carretera, y tirar pista arriba.


Ermita de San Roque, Subiendo al Pagasarri, Bilbao
Ermita de San Roque,
Subiendo al Pagasarri, Bilbao

Una pista que es bastante empinada, y que en unos 50 minutos nos colocará en una amplia campa desde la que vemos a la izquierda el refugio del Pagasarri, y a la derecha la redondeada cima del Ganekogorta.


Ganeta desde Pagasarri
Ganeta desde Pagasarri

Por el camino hemos visto las calizas de San Roque, la cantera del Bolintxu Artxondoko, San Mamés...vamos, para todos los gustos y aficiones. Ah, y gente, habremos visto mucha gente. Unos que suben, otros que bajan, unos andando, otros corriendo, solos, en grupo, con niños, en bicicleta, a caballo...no hay monte más concurrido que éste.


Ganekogorta desde Pagasarri
Ganekogorta desde Pagasarri

La cima y el buzón montañero del Pagasarri se encuentran a unos 300 metros del Refugio, en un terreno más rocoso. No tiene pérdida y merece la pena llegar, aunque muchos se quedan en la campa.

Pero bueno, os preguntaréis qué estamos haciendo, que esto es un blog de minerales y no uno de montes, pero bueno, aunque minerales y montes van de la mano, la respuesta se encuentra dentro del Refugio-Bar.

Refugio del Pagasarri
Refugio del Pagasarri

Sí, el refugio también es un bar, con su chimenea, sus mesas, sus pintxos de tortilla, café...un paraíso para cualquiera y más para los que el monte les da urticaria y les hemos llevado a regañadientes. Ahí tienen su premio.

Y a la derecha de la barra, en una vitrina de cristal, junto a un montón de libros, tenemos...unos cuantos minerales y fósiles recogidos en el Pagasarri. Calcita, dolomita, pirita, juntos con gasterópodos, conchas, una pila de cuando Cegasa daba sus primeros pasos, y una botella de refresco del  pleistoceno, forman una curiosa colección. Posiblemente sean de la zona de la cantera del Bolintxu-Artxondo, incluyendo un cristal de calcita completamente transparente que al principio nos pareció una fluorita de la misma zona.

Por tanto ya tenemos excusa para ir al Pagasarri, nos guste el monte, los minerales o el pintxo de tortilla. Animaros!!!